Te aseguras de comer bien, incluyes algunos superalimentos extras y ensaladas en tu dieta, has terminado de una buena vez con tu consumo de azúcar y haces ejercicios para poder perder esos kilos extra que no te gustan.
Crees que tu peso irá disminuyendo constantemente conforme pasen las semanas pues realmente te parece que has estado trabajando duro. Entonces es cuando pisas la báscula para pesarte y descubres que los números se mantienen igual.
¿Qué está ocurriendo? Te pones a pensar con una mezcla de indignación y frustración.
No, no es que tu balanza esté rota, así que resiste la tentación de arrojar el aparato por la ventana. También podrías tener el deseo de empezar a recurrir a pastillas, dietas de moda u otras técnicas que parecen muy prometedoras, pero te invito a meditar por un minuto.
Quizá el hecho de que no estés perdiendo peso se deba solo a que has caído en alguno de los errores más comunes. A continuación describiré cada uno.
Artículo recomentado: ¡Guía definitiva para bajar de peso!
1. Te salteas el desayuno:
Piensas que saltearte el desayuno te ayudará a disminuir la cantidad de calorías que consumes en el día. Y desde luego que es mucho más fácil apretar la opción de postergar en la alarma del celular y luego levantarte para vestirte y salir por la puerta hacia tu día laboral.
Pero, ¿adivinen qué?
La investigación muestra que aquellos que se saltean el desayuno realmente terminan anhelando más a los alimentos altos en calorías durante el día. Algo que definitivamente no quieres si lo que te propones es bajar de peso.
Porque verás, cuando consumes tu desayuno lo que ocurre que es pones en funcionamiento a tu metabolismo que había atravesado toda una noche de descanso. Si no despiertas a tu metabolismo, tu cuerpo pronto comenzará a exigir un mayor consumo de calorías y grasas para compensar.
Y por si esto no fuera suficiente razón por sí sola, el consumo de buenos desayunos en vez de grandes almuerzos está asociado a la pérdida de peso.
Así que ya no tienes ninguna excusa para saltearte la comida más importante del día!
2. Te pasas el día encadenado a tu escritorio de trabajo:
Además del desagradable sentimiento de estar atado al ordenador por lo que pueden ser 5 u 8 horas, tu metabolismo puede sufrir también por la carencia de movimiento.
En estas ocasiones es cuando tu cuerpo detiene la producción de lipasa, una enzima importante que descompone las grasas que de otra manera se distribuirían en tus muslos, abdomen y brazos.
Los tejidos y los músculos producen lipasa, pero estudios realizados en ratas demuestras que los músculos de las piernas solo producen lipasa cuando éstos están siendo activamente flexionados, como cuando uno corre o camina.
El diario NY Times menciona en una publicación un estudio relacionados con los peligros del trabajo sedentario:
A los hombres que participaron de la investigación que eran caminantes normales se les pidió que cesaran sus caminatas por dos semanas y utilizaran el ascensor en vez de las escaleras cada vez que fuera posible.
Después de las dos semanas, todos los hombres habían empeorado en su capacidad para metabolizar azúcares y grasas, agregando algo de peso extra a su cuerpo.
3. Padeces demasiado estrés:
Más allá de si eres de esas personas que luchas con la ansiedad llevándose algo a la boca, la verdad es que la tensión constante puede causar estragos en nuestro cuerpo… y en nuestra cintura.
Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo produce cortisol, también conocida como la hormona de “luchar o huir” (pues realmente esta es su función en la naturaleza). El cortisol promueve la acumulación de grasa, y la grasa que se pega a la cintura sin duda puede resultar un cinturón muy pesado y difícil de despegar.
Un estudio conducido por la universidad de Yale concluyó que las mujeres con un peso saludable y normal pero vulnerables a los efectos del estrés, tenían niveles más alto de cortisol y por lo tanto mayor posibilidades de tener exceso de grasa abdominal.
El cortisol también aumenta la resistencia a la insulina por lo que el cuerpto también poseerá niveles más altos de azúcar en sangre, poniendo al individuo en riesgo de sufrir diabetes tipo 2 u obesidad. ¿Y quién quiere esto?
4. No duermes lo suficiente:
Sin lugar a duda, en la vida moderna a veces puede ser un desafío obtener 8 horas corridas de sueño; hay mucho que hacer y no parece haber suficiente tiempo para conseguir hacerlo todo.
Pero este problema podría ser sin dudas el causante de que no logres alcanzar tus metas en cuanto a tu peso se refiere.
Cuando no duermes lo suficiente, tu cuerpo entra en modo de supervivencia y comienza a tener ansias de grasa y carbohidratos, exactamente lo que más quieres evitar si estás intentando seguir una dieta para bajar de peso.
Un estudio encontró que las mujeres que duermen unas 4 horas cada noche consumen 300 calorías adicionales y 21 gramos más de grasa en promedio al día siguiente!
Otro estudio, esta vez realizado en hombres, arrojó resultados muy similares, demostrando que los participantes que solo dormían cuatro horas consumían una cantidad mayor de calorías y experimentaban más hambre durante las mañanas.
Nadie debe perderse las horas cruciales de sueño restaurativo. Es entonces cuando tu cuerpo tiene la oportunidad de restaurar el equilibro saludable de las hormonas en tu cuerpo.
Dormir bien y por períodos adecuados (8-9 horas) puede reducir tus niveles de cortisol, producir una mayor cantidad de hormonas del crecimiento (asociada con el retraso de los efectos físicos de la vejez) y mantener al hambre bajo control. La hormona de crecimiento también es sumamente importante porque empuja al cuerpo hacia el crecimiento muscular y a la pérdida de grasa.
5. No te ejercitas en las mañanas:
Muchas personas simplemente no tienen la fuerza de voluntad para levantarse temprano y levantar alguna que otra pesa o salir a correr un rato antes de tener que ir al trabajo.
Y honestamente no podría culparlos, después de todo no es tan fácil ponerse la ropa de entrenamiento mientras uno está a medio despertar, hacer un entrenamiento completo antes del primer café de la mañana y luego saber que aún tenemos todo el día laboral por delante. Para algunos podría ser demasiado.
Y la única razón por la que este detalles se encuentra en la lista es más bien por un truco psicológico.
Según el nutricionista Jillian Michaels:
Por lo general las personas que se ejercitan por la tarde o noche consumen un 50% más de calorías durante el día porque se sienten confiados en que luego podrán quemarlas, cuando muchas veces no es así. Lamentablemente el ejercicio no puede quemar los malos hábitos alimenticios.
Entonces si vas a quemar 300 calorías durante tu trabajo de cardio en la noche y habías consumido unas 500 calorías extra durante el día, los resultados que obtengas sin duda no serán los que estabas esperando.
De modo que si utilizarás al ejercicio para permitirte consumir algún alimento fuera de tu dieta, no utilices al futuro ejercicio para justificarte.
¿Crees que alguna de estas razones es la responsable de que no logres perder esos kilos extra? ¿Se te ocurre alguna que no he cubierto? Adoraría leer tu comentario!