Esta vitamina es ciertamente curiosa ya que pertenece a ese grupo que no son producidas por el ser humano por lo que tenemos que ingerirla de cualquier manera posible.
De hecho, tendremos que cuidar nuestra dieta para mantener unos niveles óptimos de esta vitamina, la cual, al mismo tiempo es de las consideradas hidrosolubles, es decir, que se disuelve en agua sin ninguna clase de dificultad.
¿Cuál es su función?
A pesar de que tenemos que señalar algunos datos muy concretos y algunas connotaciones más precisas, se podría decir en general que la vitamina C cubre todas las funciones que tiene que ver con el mantenimiento de nuestro organismo a todos los niveles.
- La función más destacada que cumple esta vitamina es que es un potente antioxidante por lo que se encarga, en esencia, de mantener todos nuestros sistemas, no solo a pleno rendimiento sino también jóvenes.
- En consecuencia, se puede decir que una función secundaria es la de evitar que nuestro sistema nervioso se deteriore más rápido de lo normal por lo que esta vitamina es muy importantes para prevenir todo tipo de enfermedades degenerativas como puede ser el caso, llevado al extremo claro, del Alzheimer así como cualquier tipo de tumor maligno para nosotros.
- Pero es que además es esencial para poder eliminar, o al menos prevenir su aparición excesiva, la grasa que se queda acumulada en zonas muy concretas de nuestro cuerpo al punto que puede llegar a ser muy perjudicial debido a que podemos tener, por ejemplo, un exceso de colesterol con todo lo que ello conlleva en cuanto a patologías coronarias se refiere.
Cantidad diaria recomendada y alimentos que la contienen
Antes de ver los alimentos que contienen esta vitamina así como la cantidad en la que lo contienen, hay que decir que la cantidad diaria recomendada (CDR) es de 125 mg.
- Kiwi (100 gramos – 75% de la CDR)
- Pimiento rojo (100 gramos – 180% de la CDR)
- Pimiento verde (100 gramos – 95% de la CDR)
- Perejil (100 gramos – 115% de la CDR)
- Col (100 gramos – 90% de la CDR)
- Limón (100 gramos – 70% de la CDR)
- Espinaca (100 gramos – 60% de la CDR)
- Fresa (100 gramos – 50% de la CDR)
- Naranja (100 gramos – 40% de la CDR)
- Coliflor (100 gramos – 65% de la CDR)
Como se puede apreciar en los alimentos que hemos enumerado hace tan solo unos instantes, con el simple hecho de tener una dieta sana vamos a tener a nuestra disposición los elementos perfectos para tener siempre dentro de nuestro organismo unos niveles correctos de vitamina C.
Déficit de vitamina C
La patología más conocida, que es una consecuencia directa de la falta de vitamina C en nuestro cuerpo, es el escorbuto. Una enfermedad que se manifiesta a través de una inflamación excesiva de las encías y de un sangrado de las mismas.
Un mal que puede derivar incluso en la pérdida de algunas piezas dentales. Asimismo, también hará que el más mínimo roce nos provoque un hematoma en cualquier parte de nuestro cuerpo ya que los vasos sanguíneos se rompen con una facilidad pasmosa si nos falta esta vitamina.
Otro cuadro de síntomas que se presenta como consecuencia de la carencia de este elemento en nuestro organismo es uno muy complejo y muy perjudicial que está compuesto por una anemia severa a la que le acompañan otros problemas como pueden ser debilidad general, arrugas en la cara de aparición prematura así como debilidad inmunológica. Un cuadro que hará que estemos más expuestos a la aparición de todo tipo de virus.
Es por ello por lo que en épocas en las que los resfriados y las gripes son comunes, se recomienda una ingesta mayor de este tipo de vitamina para evitar coger estos virus.
Exceso de vitamina C
En contra de lo que se pueda llegar a pensar, el exceso de vitamina C es todo un problema para nuestro organismo provocando dolores abdominales, diarreas y espasmos estomacales. Esto es así ya que la vitamina C se procesa por vía intestinal y por ello podemos dañarlos si la ingerimos en exceso.
Sin embargo, el exceso de este tipo de vitamina es bastante poco frecuente a día de hoy si se lleva una dieta sana equilibrada.