Vitamina A

La vitamina A es una sustancia química orgánica liposoluble, que se disuelve en aceites y grasas, la cual no puede ser expulsada por la orina como normalmente lo hacen las vitaminas hidrosolubles.

Existen dos tipos diferentes de vitamina A. La primera es la vitamina A preformada, esta se encuentra en la carne de res, de ave, pescado y productos lácteos. La segunda es la llamada provitamina A, encentrándose en las frutas, verduras y otros productos de origen vegetal. El betacaroteno es la provitamina A que más se consigue y está presente en los alimentos y los agregados dietéticos.

La vitamina A tiende a expresarse en Unidades Internacionales (UI) o como equivalentes de retinol (ER), que equivalen a 1 µg de retinol, 6 de β-carotenos o 12 µg de otros carotenos.

¿Cuál es su función?

La vitamina A realiza numerosas funciones que son de sumo valor para nuestro cuerpo, como: la producción de anticuerpos, el desarrollo óseo y favorece la fertilidad. No obstante, su principal función está directamente relacionada con la retina.

El retinol es trasladado en dirección a la retina, donde es llevado a las células concurrentes en la misma, específicamente a los bastones, uniéndose a una proteína de la retinal llamada opsina, para así crear el pigmento visual llamado rodopsina. Estos bastones junto con la rodopsina captan cantidades muy pequeñas de luz, es por ello que su función es tan importante para la visión nocturna.

Dicha vitamina también es muy importante para el crecimiento y la diferenciación del tejido epitelial del ojo, el aparato gastrointestinal y respiratorio, así como en el crecimiento de los huesos, en la proliferación y el crecimiento fetal.
Junto con algunos carotenoides, la vitamina A ayuda a la función inmunológica, reduciendo las consecuencias mortales de ciertas enfermedades infecciosas.

Cantidad diaria recomendada y alimentos que la contienen

La cantidad de vitamina A que se requiera va a depender de la edad, el sexo y la etapa reproductiva. Las cuotas recomendadas para individuos mayores de 14 años de edad varían entre 700 y 900 microgramos (mcg) por día. La ingesta sugerida para féminas en período de amamantamiento oscilan entre 1,200 a 1,300 mcg. Para bebés y niños menores de 14 años, los valores aconsejables son más bajos.

En la lista de alimentos que más adelante se detalla, cada uno contiene al menos 0,15 mg de retinol (lo que es equivalente a 150 microgramos (µg):

  • Hígado de res, cerdo, pollo y pescado (6500 µg / 72 %).
  • Zanahorias (835 µg / 93 %).
  • Brócoli (800 µg / 89 %).
  • Batatas (709 µg / 79 %).
  • Col rizada (681 µg / 76 %).
  • Mantequilla (684 µg / 76 %).
  • Espinaca (469 µg / 52 %).
  • Calabaza (369 µg / 41 %).
  • Lechuga verde (333 µg /37.5 %).
  • Melón (169 µg / 19 %).
  • Huevos (140 µg /16 %).
  • Melocotones (96 µg / 11 %).
  • Papaya o lechosa (55 µg / 6 %).
  • Mango (38 µg / 4 %).
  • Guisantes (38 µg / 4 %).

Déficit de vitamina A

La falta de vitamina A en nuestro organismo se manifiesta en primera instancia en nuestros ojos ocasionando problemas severos en la vista, y más específicamente en la visión nocturna. Un déficit prolongado produce una serie de cambios fundamentales a nivel ocular, entre ellos la xeroftalmia.6.

El proceso es secuencial e incremental. Primero se origina deshidratación en la conjuntiva y el epitelio normal del conducto lagrimal. Luego, ocurre un amontonamiento de la queratina en placas pequeñas, y finalmente se produce un decaimiento de la superficie rugosa de la córnea, con ablandamiento y destrucción de la misma, llegando a ocasionar una ceguera total irreversible.

Otros efectos comprenden el incremento del riesgo a contraer las infecciones parasitarias y virales; la piel, el cabello y las uñas se vuelven secas, ásperas y con caspa.

Exceso de vitamina A

Debido a que la vitamina A es liposoluble y el cuerpo no la excreta con facilidad, es posible llegar a acumular un exceso de la misma a través de la alimentación, a diferencia de las vitaminas hidrosolubles, como los complejos B o la vitamina C.

Algunos de sus efectos nocivos son la aparición de náuseas, irritabilidad, vómitos, visión borrosa, dolor de cabeza, agotamiento, dolor muscular y abdominal, somnolencia y posibles estados de alteración mental.

La toxicidad aguda ocurre generalmente con dosis superiores a 25000 UI/kg, mientras que la toxicidad crónica, ocurre con 4000 UI/kg diarias entre 6 y 15 meses prolongados. Sin embargo, la toxicidad hepática puede suceder a niveles de 1500 UI diarias. En individuos que tengan deficiencia renal, 4000 UI pueden causarles daños significativos, lo que aunado a un consumo grande de alcohol puede acrecentar esta toxicidad.

En los casos crónicos, se evidencia fiebre, insomnio, vómitos, diarreas, anemia fatiga, pérdida de peso y fracturas óseas.
Los cuadros dañinos solo se producen con el uso de la vitamina A preformada, originario de la carne, mientras que el consumo excesivo de betacarotenos de los vegetales, son carentes de síntomas, sencillamente el excedente de betacarotenos se acumula en la piel ocasionando un color amarillento en las palmas de las manos, sin ser peligroso para la salud.