Los lípidos no son otra cosa que moléculas que están formadas, a su vez por carbono, hidrógeno y oxígeno aunque de este último en menor medida que los anteriores.
Tienen una cualidad muy importante y que es crucial dentro del mundo de la nutrición y es que no son solubles en agua por lo que hay que utilizar otras sustancias químicas como la bencina para disolverlos.
¿Cuál es su función?
A decir verdad, en este apartado podemos decir muchas cosas de los lípidos ya que abarcan un amplio rango de funciones.
- En primer lugar tenemos que hablar de funciones de reserva energética. Y es que, gracias a los lípidos, y más si tenemos en cuenta que al fin y al cabo es un tipo de grasa, son los que nos van a permitir producir energía.
- Los lípidos también nos van a ayudar dentro de las funciones de regulación hormonal controlando algunas muy concretas como los esteroides al mismo tiempo que se encarga del transporte celular gracias a la energía que se puede extraer de ellos.
- El metabolismo así como otras tantas reacciones químicas que se producen en el interior de nuestro cuerpo, se llevan a cabo porque los lípidos son capaces de catalizar la energía de un modo correcto.
- Por último, y como sucede con otros tipos de grasas, los lípidos son capaces de llevar a cabo una función de regulación térmica. Esto es posible ya que gracias a ellos vamos a poder generar nuevo tejido adiposo, el cual, no solo nos va a aislar de las temperaturas bajas del exterior sino que al mismo tiempo van a producir calor en sí mismos.
Cantidad diaria recomendada y alimentos que los contiene
Debido al carácter tan especial de este elemento, hay que decir que a pesar de que no existe una cantidad diaria recomendada (CDR) que se pueda cuantificar como tal, lo cierto es que los expertos en nutrición recomiendan una ingesta de lípidos que sea aproximadamente el 25% de la calorías que ingerimos normalmente. Una ingesta que la podemos hacer a través de estos alimentos.
- En primer lugar, y si hablamos de lípidos tenemos que hacer referencia a aquellos alimentos que contiene sustancias oleaginosas en cualquier de sus formas. Y es que el aceite, como el de girasol o el de oliva, contiene una gran cantidad de grasas si bien es cierto que éstas se consideran como de alta calidad.
- Aquellos productos como la leche y sus derivados, también entran dentro de aquellos que son ricos en lípidos. De hecho, el abuso de estos alimentos, como pueda ser el caso de los yogures azucarados o los quesos procesados, no son beneficiosos si se consumen en exceso tal y como vamos a ver ahora más en detalle.
- Por último, todos los productos que contengan azúcar refinado, van a ser ricos en lípidos. Unos alimentos que son peligrosos ya que con ingerirlos en pequeñas cantidades vamos a alcanzar la CDR sin problema alguno por lo que tenemos que tener cierta precaución.
Déficit de lípidos
A pesar de que tener que ingerir los lípidos con mucha responsabilidad, esto no le resta valor a sus funciones. Por ello, en ningún momento, y mucho menos de manera prolongada, nos podemos permitir el lujo de tener unos niveles alarmantemente bajos.
De hecho, una carencia de los mismos nos produce dificultad para conciliar el sueño, fatiga, cansancio e incapacidad para desarrollar actividades de tipo intelectual como pueda ser, entre otras la memorización. Y todo ello acompañado de una falta de motricidad que puede llegar a ser ciertamente peligrosa.
Exceso de lípidos
El exceso de este tipo de grasas está mucho más extendido. Y es que, con una ingesta desproporcionada, vamos a generar una gran cantidad de tejido adiposo, la cual, nos provocará una situación de sobrepeso a causa de la cual, los huesos y las articulaciones sufrirán un estrés innecesario. Además, la obstrucción de las arterias puede dar lugar a infartos y otro tipo de problemas coronarios, los cuales, en muchos casos pueden tener un fatal desenlace.
Y todo ello sin contar la más que probable obesidad a la que podemos llegar si el problema no se ataja a tiempo.