A pesar de todas las creencias que existen al respecto, lo cierto es que, lo queramos o no, las grasas saturadas son indispensables para la vida del ser humano.
De hecho, no hay más que documentarse mínimamente para saber que cumplen con una función muy concreta dentro de nuestro organismo que no puede llevar a cabo ningún otro elemento.
¿Cuál es su función?
Lo primero que tenemos que tener en cuenta, y que mucha gente no sabe, es que el ser humano, al ser una especie de sangre caliente, necesita de las grasas saturadas ya que son las que le van a proporcionar a nuestros tejidos la rigidez y la consistencia suficiente para poder sobrevivir en entornos fríos o de temperatura ambiente.
Asimismo, y contrariamente de nuevo a lo que se pueda llegar a pensar, lo cierto es que este tipo de grasa es realmente beneficioso para la buena salud de nuestro corazón. Así es. En ningún momento las grasas de tipo saturado obstruyen las arterias. De hecho, son el elemento ideal para reducir los niveles de lipoproteína, la cual, está relacionada de una manera directa con la propensión de una persona a tener patologías coronarias como puedan ser las anginas de pecho o incluso infartos de miocardio.
Pero es que además, gracias a la presencia de las grasas saturadas vamos a poder tener un sistema inmunitario mucho más fuerte y mucho más completo de manera que vamos a poder hacer frente con total garantía tanto a las infecciones leves de nuestro organismo así como a todo tipo de patologías ya que vamos a estar mejor preparados.
Por último, y seguramente que para sorpresa de muchos, este tipo de grasas es imprescindible para el correcto funcionamiento tanto del cerebro como del sistema nervioso central. De hecho, hay un dato que lo dice todo y es que la mitad de nuestro cerebro es grasa saturada por lo que se puede entender que tengamos que tener una buena reserva de ella.
Cantidad diaria recomendada y alimentos que la contienen
El primer detalle en el que tenemos que detenernos es que en este caso no hay una cantidad cuantificable en gramos como puede ocurrir, por ejemplo, con las vitaminas. Y es que, la ingesta diaria de grasas saturadas debe ser del 10% de la cantidad ingerida durante todo el día. De todos modos, para facilitar la tarea del lector, vamos a ver algunos alimentos que contienen este tipo de grasa.
- Las salsas elaboradas como puede ser por ejemplo la mayonesa es una fuente muy sana de grasas saturadas ya que contiene un 85% de la misma.
- La mantequilla también puede ser un buen aliado ya que incorpora un 40% de grasas saturadas por lo que es una fuente que además es muy sana.
- Los frutos secos como los pistachos o los piñones son también una buena fuente de grasas saturadas. De hecho, las contienen en unos niveles cercanos al 65% de la ingesta total de los mismos.
- Los embutidos también puede ser una buena fuente de este tipo de grasa, la cual, por cierto siempre llega al consumidor en muy buenas condiciones por lo que es una de las más recomendables.
- También hay que hablar de los quesos denominados como curados. Más que nada porque al tener un 40% del total de su grasa de origen saturado, puede venir muy bien para nuestro organismo además de tener otros beneficios.
Déficit de grasas saturadas
A pesar de que esta situación es complicada que se de, lo cierto es que una carencia de este tipo de grasa puede provocar severos desórdenes en nuestro metabolismo.
Uno desórdenes que harán que la asimilación del resto de nutrientes no se lleve a cabo de la manera adecuada y por ello entremos en una espiral de males que pueden conllevar otras consecuencias como problemas coronarios así como problemas con el sistema nervioso central.
Exceso de grasas saturadas
El exceso de este compuesto tiene una consecuencia inmediata que no es otra que la del aumento del tejido adiposo lo cual puede derivar, y de hecho así sucede, en un aumento progresivo de nuestro peso corporal. Una consecuencia que puede conllevar problemas circulatorios, problemas respiratorios así como el tener una vida mucho menos saludable y mucho menos vital.